En muchas facetas de la vida, uno observa que un hombre y una mujer en condiciones muy similares terminan experimentando trayectorias de vida diferentes. En un estudio en el marco del Proyecto Digna, estudiamos brechas de género en el mercado laboral para intentar determinar de dónde provienen algunas desigualdades entre hombres y mujeres. Nuestra hipótesis es que estas diferencias se pueden deber tanto a razones deseables: preferencias diferentes, como a factores indeseables: discriminación.
Las primeras diferencias que encontramos entre hombres y mujeres surgen de la decisión de participar o no del mercado laboral. Según datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), en 2023 el 76,5% de los hombres mayores de 10 años formaban parte de la fuerza laboral, mientras que solo un 52,9% de las mujeres lo hacían. ¿Por qué hay tan pocas mujeres participando? Tradicionalmente, las mujeres se dedican más a las actividades de cuidado y/o del hogar. Cifras de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) del 2020 y 2021 indican que el 42% de las mujeres se dedican exclusivamente a actividades de cuidado, una proporción que duplica a la de los hombres, la cual se ubica en un 20%. Además, no es únicamente el hecho de que más mujeres realizan labores exclusivas de cuidado, sino que ellas lo hacen con mayor intensidad. Las mujeres dedican 33 horas semanales al cuidado, los hombres en cambio destinan menos de una cuarta parte del tiempo de las mujeres: 7,5 horas semanales. Esta evidencia indica que, por razones socioculturales, las actividades del cuidado recaen desproporcionadamente sobre las mujeres y esto repercute negativamente en el acceso igualitario a la puerta de entrada del mercado de trabajo.
¿Entonces las brechas laborales son una cuestión que ocurre solamente en la puerta de entrada? Desafortunadamente no, ya que encontramos evidencia de que las mujeres que sí logran entrar al mercado laboral no logran obtener condiciones iguales a los hombres. Al analizar la composición del empleo, observamos que hay sectores feminizados y masculinizados. Es decir, con mayor cantidad de trabajadoras y trabajadores respectivamente. 66.7% de los sectores en el país tienen más empleados hombres que mujeres, Si bien esto no es sorprendente, lo que se resalta en la Gráfica 1 es que en los sectores económicos donde hay más mujeres empleadas, su remuneración económica es menor que la de sus pares hombres en promedio.
Grafica 1. Brechas de género en empleo y salarios por sectores económicos
Fuente: Elaboración propia con datos de la GEIH del 2023.
Lo anterior nos lleva a analizar si esta segmentación en trabajos feminizados y masculinizados ocurre desde el proceso de postulación a vacantes laborales. En otras palabras, ¿las desigualdades que observamos en favor de los hombres se dan desde antes de la contratación o suceden tras esta? Mediante el uso de datos del Servicio Público de Empleo entre el 2016 y 2019, encontramos que las mujeres tienden a postularse en sectores feminizados y los hombres en sectores masculinizados desde el principio. Las mujeres envían más postulaciones que los hombres, pero su tasa de colocación es menor que la de ellos. La evidencia sugiere que al cruzar la puerta de entrada no solo existen barreras debido a la desigualdad de oportunidades laborales en todos los sectores económicos, sino que hay algunos sectores en donde, aunque se contratan más mujeres se les suele pagar menos.
Hasta ahora no hemos dicho nada sobre si las desigualdades que vemos son justas o injustas. Con los mismos datos del SPE, tratamos de ver si hay una diferencia entre las postulaciones y colocaciones en las vacantes por atributos de las personas, principalmente concentrados en género (hombres y mujeres), edad (fértil vs no fértil) y estado civil (soltero/a vs en unión libre/casados). Estas categorías buscan aproximarse a una posible diferenciación por género y al hecho de que sean (o puedan llegar a ser) padres. Mostramos evidencia por estado civil en la Gráfica 2 que nos dice que las mujeres en pareja tienen menores tasas de colocación que las mujeres solteras. En cambio, esta diferencia no existe para los hombres. De hecho, los hombres en pareja tienen mayores chances de ser colocados si han postulado a un empleo. Esto sugiere que los empleadores prefieren mujeres con algunas características y no otras, pero son indiferentes a estos criterios cuando los postulantes son hombres.
Gráfica 2. Diferencia entre postulación y colocación para personas en pareja
Fuente: Elaboración propia con datos de la GEIH del 2023.
Adicionalmente, estudiamos el lenguaje de las vacantes publicitadas para Bogotá en una plataforma privada de empleo. Evidenciamos que 96.1% de las ofertas laborales son redactadas con un lenguaje no inclusivo que favorece a los hombres (por ejemplo: “se busca ingeniero”, no “se busca ingeniero/a”). Las vacantes mismas desde su descripción en las bolsas de empleo generan barreras a las postulantes que deciden entrar al mercado laboral debido a la forma en que están escritas pues no tratan a hombres y mujeres por igual, lo cual las guía a ciertos sectores económicos y empleos feminizados.
¿Con esto ya podemos denunciar discriminación en el mercado laboral colombiano? Desafortunadamente, aún no. Nos falta algo más concreto. Esto es lo difícil de estudiar discriminación, pues probar causalidad requiere de condiciones especiales. En el mejor caso, necesitamos a un hombre y una mujer postulante iguales en todos sus atributos compitiendo por un mismo empleo y observar a quién de los dos prefiere el empleador. Además, esto no se puede hacer solo una vez, tenemos que replicarlo miles de veces en algo que se llama un estudio de correspondencia. Por otro lado, si queremos observar no solo discriminación por género, sino por paternidad o maternidad, necesitamos postular a empleos con más de dos candidatos idénticos para captar esas diferencias.
En el documento de trabajo desglosamos todas las condiciones necesarias para poder estar seguros no solo de la existencia de la discriminación sino de qué tan grande es. También realizamos una prueba piloto para entender cómo realizar dicho estudio en términos técnicos y prácticos. Actualmente estamos conversando con potenciales socios que pueden ayudarnos a lograr el objetivo de medir si existe discriminación y calcular su cuantía de forma rigurosa en Colombia. No pierdan de vista este espacio, esperamos volver con noticias pronto.
Sobre el escritor
Andrés Ham
Economista y magíster en economía de la Universidad de la Plata (Argentina) y doctorado en la Universidad de Illinois en Urbana Champaign. Actualmente es profesor asociado en la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes. Investiga mercados laborales, pobreza y desigualdad y los efectos de las políticas públicas sobre el bienestar de las personas. Tiene experiencia en encuestas de hogares; ha trabajado en proyectos sobre América Latina estudiando diferencias socioeconómicas, laborales y en ingresos de diferentes poblaciones utilizando técnicas descriptivas y de inferencia causal.
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